IA débil
Lo que hoy llamamos IA es, en general, una inteligencia artificial bastante débil. Todavía hay muchas tareas que no pueden resolverse de forma eficiente. El problema del viajante de comercio es un ejemplo típico. La tarea consiste en elegir una secuencia para visitar varios lugares de forma que ninguna estación distinta de la primera se visite más de una vez; la ruta del viajante de comercio debe ser lo más corta posible y la primera estación debe ser idéntica a la última. Matemáticamente, esto se denomina un problema de optimización combinatoria, y este tipo de problemas puede resolverse de forma no determinista en tiempo polinómico (en pocas palabras, – tarda – de más).
Los sistemas de IA actuales también tienen problemas con cosas que son fáciles para un niño pequeño, como la física intuitiva (gravedad, presión, movimiento). En realidad, aprender a andar es bastante fácil, sólo hay que no preguntarse cómo, y mejor no intentar enseñar a los ordenadores a hacerlo (la empresa Bosten Dynamics lo hace muy bien – los vídeos de sus robots humanoides andantes ponen los pelos de punta a la mayoría de la gente).
Por lo general, los sistemas de IA sólo aprenden una tarea específica (por ejemplo, reconocer lo que se muestra en la imagen), y el esfuerzo que supone el aprendizaje es enorme. La síntesis de texto a voz también sigue siendo uno de los retos actuales.